Un 27 de
Abril del 2020, aislados por la famosa Pandemia provocada por el virus COVID19
y tratando de dar clases digitales de la mejor manera posible, fracasando y
encontrando nuevas formas para vincularse con los alumnos, me envía un mensaje
por Instagram a la noche, pasadas las 12, mi ex alumno Juan. En realidad, Juan no fue alumno mío directamente, ya que no lo tuve en
ninguno de mis listados y mucho menos le dicté clases en algún aula o
laboratorio de la escuela. Es de esos alumnos que entraban a tu clase para
molestar (lo hacía bien), que encontrabas en los pasillos de la escuela o en el
patio y nos saludábamos con sonrisas, chistes y cargadas. Este mismo pibe con
el que tuvimos varias charlas divertidas y otras veces profundas me dejó el
siguiente mensaje: “Hola profe, hace bastante tiempo que no hablamos y capaz esto está
fuera de contexto, pero debido a una historia que subió a Instagram tuve el
siguiente pensamiento: Me parece que sería bueno que escribas un libro, o subas
en un portal web o blog tus historias, recuerdos, anécdotas y demás de tu vida
docente. Tal vez sea una estupidez todo lo que te digo pero se me pasó por la
cabeza y te lo quería comentar”.
Dijo unas cuantas cosas más y yo dije otras tantas. Y luego de pensar lo que decía le hice una contrapropuesta: “Mirá Juan, la idea me encanta, inclusive si recordas ponía acá en Instagram recuerdos o historias con humor que lo llamaba Cositas in-docentes, pero por falta de tiempo y demás no continué. Tal vez si tenés ganas de ayudarme a armarlo y ser parte, para mi sería muy feliz que lo hagas”. Su respuesta fue: “Si Pablo, dale, estaría buenísimo. Inspírese cuando tenga tiempo y escriba”.
Dijo unas cuantas cosas más y yo dije otras tantas. Y luego de pensar lo que decía le hice una contrapropuesta: “Mirá Juan, la idea me encanta, inclusive si recordas ponía acá en Instagram recuerdos o historias con humor que lo llamaba Cositas in-docentes, pero por falta de tiempo y demás no continué. Tal vez si tenés ganas de ayudarme a armarlo y ser parte, para mi sería muy feliz que lo hagas”. Su respuesta fue: “Si Pablo, dale, estaría buenísimo. Inspírese cuando tenga tiempo y escriba”.
Hoy 27 de
Abril del 2020, a la tarde, estoy sentado frente a la computadora escribiendo este relato para luego pasárselo. Porque él fue inspirador para que lo haga.
Los alumnos también inspiran, de eso no tenía dudas, me gustó confirmarlo. No
entiendo mucho “para qué ni por qué”, pero aquí está lanzado el primer relato
como una botella al mar. La idea que mas
me gustó de todo esto es compartir éste proyecto con él.
Que nació asi casi de casualidad, o mejor dicho, de causalidad.
Que nació asi casi de casualidad, o mejor dicho, de causalidad.
Pablo Maltese
Excelente idea la de Juan...x son ellos siempre los que nos inspiran..los que crean...los que sueñan...por que son ellos los que siempre nos llenan de anécdotas en el aula, en los pasillos..en el patio...los que nunca te olvidan y los que siempre vamos a llevar en nuestro corazón. Pandemia...con alumnos y profes asi...no te tenemos miedo!
ResponderEliminarFelicitaciones Pablo..!
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EliminarIniciando una nueva aventura... veremos que sucede..
EliminarInfinitas anécdotas podés contar!! Los alumnos inspiran, enseñan, enojan, confían y la mayoría de las veces acarician el alma.💖
ResponderEliminarMiles de historias vividas y por vivir.. intentare reflejar un poco eso
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